Después de un verano de levantarnos tarde y hacer cosas sin un horario fijo, la alarma del despertador y el beso de nuestros padres nos anuncian que ha llegado el primer día de colegio.
Independientemente de ser alumnos nuevos o veteranos, múltiples emociones nos embargan. En el patio del colegio y en las clases se pueden ver reacciones de todo tipo, desde los que lloran porque se separan de sus padres a los que ríen y gritan al ver a sus amigos o los que se muestran nerviosos, también hay niños tímidos a los que otros más extrovertidos se acercan, vemos abrazos, risas, miradas cómplices… Los primeros días son así, todas las emociones a flor de piel.
El primer día, cada grupo acompañado por su tutor vamos subiendo a las aulas. Allí conseguimos un poco de calma y nos relajamos con el Amanecer. Si hay compañeros nuevos, nos los presentan oficialmente y realizamos juegos de presentación y dinámicas de integración que nos vienen bien a todos. Después nos dan el horario y pasan a saludarnos todos los profes que nos van a dar clases en el curso. Nos explican las novedades y trabajamos las normas que nos van ayudar a mantener buena convivencia y buen ambiente de estudio y trabajo.
Este primer día es genial porque, justo después del recreo, dedicamos unas horas a la convivencia y relación con el resto de compañeros de primaria a través de actividades lúdicas y deportivas en el patio que preparan los niños de 6º. ¡Lo pasamos fenomenal! y además nos ayudan a conocernos unos a otros y a sentirnos más integrados.
Y así, poco a poco, nos vamos preparando para abordar con entusiasmo los nuevos aprendizajes del curso que tenemos por delante.
Un saludo