Dejando a un lado el aula por unos días y ocupando el patio, los soportales, parques y otros espacios interiores empezaron las fiestas colegiales. Unos días especiales para disfrutar al máximo después de dos años de parón.
Empezamos dividiéndonos en dos equipos: rojos y azules, con una pañoleta del color para los juegos y competiciones, pues solo uno de estos grupos puede alcanzar el triunfo, aunque eso qué importa si lo pasamos pipa… Estos juegos y actividades están organizados por los alumnos de 1º de Bachillerato, encargados también del pregón de fiestas, que da el pistoletazo de salida para el comienzo de la diversión asegurada.
Además, hay otras actividades organizadas tanto por profes como por alumnos, que dejan a estos últimos con ganas de más: talleres de maquillaje de cara, carreras de triciclos, talleres de pulseras, pintura libre, manualidades, barracas, la fiesta de la espuma, la verbena, la casa del terror… ¡ojalá duraran unos días más estas fiestas!
Las familias no se quedan fuera del cole en estos días, el bar está preparado para refrescarse en las tardes calurosas y charlar tranquilamente, sin prisa, y olvidar la rutina que los trae al centro a diario. La verbena familiar está animada para niños, padres y jóvenes cargados de energía, que no paran de disfrutar mientras suena la música.
El sábado es otro día especial con un patio lleno de hinchables, una de las atracciones preferidas de los más peques. El domingo acudimos a la Eucaristía, mirando ya al fin de nuestras fiestas, agradeciendo y celebrando la vida compartida durante estos días. Tras esta celebración, tuvo lugar un vermú organizado por el AMPA del colegio.
Sabemos el esfuerzo que suponen estas fiestas para toda la comunidad educativa y está claro que todo esto vale mucho la pena. Sin duda, quedarán grabados para nosotros todos estos momentos inolvidables que hemos vivido. ¡Ya estamos soñando con las del curso que viene!
¡¡Vivan las fiestas de mi cole Marista!!