En el cole disfrutamos mucho con quienes nos rodean, escuchando, compartiendo, riendo… Pero también nos encanta dedicarnos momentos a nosotros desde bien pequeños, es lo que llamamos Interioridad.
Algunas veces vamos a una sala muy especial, la sala Montagne, allí tenemos un gran espacio acondicionado para estos momentos de conciencia y trabajo personal; otras veces lo hacemos en el aula.
Nos encantan estos ratitos de interioridad donde podemos cuidar de nuestro yo interior, escucharnos y abrazarnos. Desde nuestro yo, podemos proyectarnos hacia los demás, intentando siempre ser la mejor versión de nosotros mismos.
Algunas veces trabajamos con visualizaciones, otras utilizamos mandalas, otras nuestro cuaderno personal… Los ingredientes van cambiando, pero la esencia siempre es la misma: disfrutar del presente, reconocernos en ese momento y sentirnos libres.
Para ello, nos ayudamos de la música, una música relajante que nos ayuda a tomar conciencia del aquí y del ahora; y también tomamos el control de nuestra respiración, que nos relaja y nos llena de energía positiva.
A la sala de interioridad acudimos una vez al mes, pero esto no es cosa de un solo día. La interioridad va más allá, forma parte del día a día en el cole, de nuestra manera de ser.
Todas las mañanas amanecemos a un nuevo día y dedicamos unos momentos a estar con nosotros mismos. Estos momentos se suceden a lo largo de la semana desde los primeros cursos de infantil hasta los más mayores del cole. Todos necesitamos cuidarnos, reconocernos… Todos así, nos queremos más.